ANTECEDENTES HISTÓRICOS

 

La incorporación de organizaciones de ciudadanos insertos en procesos internacionales bajo instituciones distintas a los gobiernos está registrada desde el siglo XIX con los movimientos antiesclavistas y humanitarios. Este tipo de organizaciones han venido evolucionando con diferentes formatos y repertorios organizativos. Desde entonces y a la luz de esta segunda década del siglo XXI nos encontramos con importantes desarrollos institucionales y sociales que expresan la transformación democratizadora del orden mundial.

 

Para enmarcar la participación de las organizaciones de la sociedad civil en ámbitos de política exterior, es importante observar el reconocimiento internacional que la sociedad civil organizada ha obtenido formalmente a ese nivel. En 1945, con el establecimiento de la ONU, se comienza a utilizar la expresión “no gubernamental”, según lo establecido en la Carta de las Naciones Unidas, en el Capítulo 10, articulo 71. A lo largo de estos años, dicha participación internacional se ha diversificado y ampliado en diferentes formatos organizativos con los que la ciudadanía se acerca a los espacios multilaterales donde buscan participar.

 

En este sentido, las organizaciones sociales defienden intereses, demandas y posturas específicas que buscan influir en las decisiones de gobierno y en la formulación de políticas públicas. Estas organizaciones son actores que deben ser tomados en cuenta en el ámbito internacional y que han detonado la formación de redes, coaliciones y movimientos sociales globales. Lo anterior es el resultado de cuatro procesos fundamentales:

  1. La expansión de los mecanismos de participación democrática en el mundo, que facilita la apertura de la sociedad civil organizada en el ámbito de las decisiones gubernamentales;
  2. El rápido avance en las tecnologías de la información, que agiliza la difusión de posiciones y la defensa de temas;
  3. El surgimiento de nuevos contenidos, enfoques y temas para la agenda internacional,
  4. El reconocimiento por parte de organismos internacionales, así como las movilizaciones sociales que han generado espacios y foros para su actuación.

 

La globalización ha generado un gran impacto en las políticas internacionales y nacionales, trayendo consigo nuevas interacciones de los actores sociales con sus gobiernos y con los organismos internacionales, estas tendencias influyen en el acercamiento con los temas de la agenda internacional.

 

Lo que hoy es conocido como participación social en el ámbito internacional en sus diferentes conceptos y definiciones, se ha visto fortalecido en un tejido multilateral de redes globales que ha evolucionado en las últimas décadas. La participación social ha ido en aumento e incluso hoy los organismos internacionales señalan la importancia de esta, tanto en los contenidos como en la labor que realizan. Basta recordar el papel que las organizaciones desempeñaron durante la negociación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU, el documento multilateral más ambicioso que ha adoptado la comunidad internacional en materia de desarrollo. No hay que olvidar tampoco sus aportaciones al Acuerdo de París sobre cambio climático, ni sus recomendaciones para el documento que México llevó ante la Sesión Especial de la Asamblea General sobre el Problema Mundial de las Drogas (UNGASS 2016). Los ejemplos son diversos y los resultados, notables.

 

Ante esta tendencia, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) ha robustecido el establecimiento de una institucionalidad en la que se gestionen dichas demandas ciudadanas. Esto requiere de un gobierno innovador frente a la sociedad civil y su relación con la política exterior. En este sentido, la Dirección General de Vinculación con las Organizaciones de la Sociedad Civil (DGVOSC) de la SRE es un puente entre el gobierno y los actores de la sociedad civil para facilitar su participación en la agenda multilateral buscando influir, a través de diversas formas de propuestas y acuerdos que se toman en los foros multilaterales.

 

La DGVOSC ha contado con tres momentos que muestran su evolución: inicialmente, se estableció la Unidad de Atención a Organizaciones Sociales en 2003; posteriormente el 29 de noviembre de 2007, por acuerdo de la Secretaria Patricia Espinosa Cantellano, dicha Unidad pasó a formar parte de la Subsecretaría para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos, como Oficina para la Vinculación con las Organizaciones de la Sociedad Civil y finalmente, el 8 de enero de 2009 se publicó en el Diario Oficial de la Federación, la versión del Reglamento Interior de la Secretaría de Relaciones Exteriores, mismo que en sus artículos 5 y 30, contemplaba la creación de la Dirección General de Vinculación con las Organizaciones de la Sociedad Civil.